Frente al océano se alza el Castillo Abbadia, construido por Eugène Viollet le Duc entre 1860 y 1870 y que en la actualidad es propiedad de la Academia de las Ciencias.
Antoine d’Abbadie (1810-1897) fue un científico fuera de lo común, apasionado por la geografía, la astronomía y la cultura oriental. Fue el autor de la primera cartografía de Etiopía. Debido a su fuerte arraigo en el País Vasco, fue un ardiente defensor de su lengua y su cultura.
Este edificio, de arquitectura neogótica, se inspira en los modelos de los castillos de la Edad Media y destaca por la pasión orientalista de su dueño (decoración inspirada por los numerosos viajes del científico, frescos con simbología africana…).
En su interior alberga un antiguo observatorio astronómico y una capilla donde está enterrado Antoine d’Abbadie.
El Castillo Abbadia es un lugar único y de obligada visita en Hendaya.
El observatorio
En 1858, Antoine d’Abbadie (1810-1897) encargó al arquitecto Clément Parent la construcción de un observatorio astronómico y geofísico en Aragorry (municipio de Hendaya). A partir de 1864, Viollet-le-Duc y Duthoit edificaron un castillo en ese mismo lugar. Primero como miembro y luego como presidente de la Academia de las Ciencias, d’Abbadie legó a su prestigiosa Compañía el castillo neogótico y la finca Abbadia. Una cláusula particular del testamento requería que la Academia continuara los trabajos astronómicos iniciados por el científico difunto. Cuatro generaciones de observadores escrutaron el cielo nocturno desde esa atalaya de la cornisa vasca hasta 1975. Los viejos instrumentos de investigación quedaron abandonados luego en los sótanos.
En noviembre del año 2000, en el marco de un convenio firmado por los Ministerios franceses de Cultura e Investigación, se realiza el inventario del patrimonio astronómico de Abbadia a petición de la Academia de las Ciencias. Unos 80 objetos fueron “exhumados”. Los instrumentos encontrados son un testimonio del militantismo del creador del observatorio en la decimalización de la medida del ángulo y el tiempo. Pero a esta instrumentación excepcional, que convierte al observatorio de Abbadia en el primer y único observatorio decimal, se añade un hecho rarísimo para un centro de investigación: la conservación de los elementos de la cadena de medida y registro del tiempo, auténticos objetos-testigo de los cambios tecnológicos.
El 25 de octubre de 2001, dicho conjunto instrumental se incorporó a la lista de Monumentos Históricos. El redescubrimiento, inventario y estudio de estos objetos científicos volvieron a dar visibilidad a la obra de Antoine d’Abbadie. Su protección, restauración y presentación al público permitirán conocer mejor el excepcional patrimonio de este lugar mágico.
En la actualidad, la Academia de las Ciencias, a través del Castillo, organiza frecuentes sesiones de observación del sol y salidas nocturnas con motivo de la “noche de las estrellas”.